En el Cristianismo no existen los empates

El éxtasis del triunfo puede llegar a ser una de las más aceleradas emociones. La angustia de la derrota, por el otro lado, es sin dudas la más angustiosa de todas las ansiedades––y, éstas últimas, de seguro estarán siempre con nosotros en el transcurso de nuestras vidas. No se puede negar: las celebraciones después de…